Un buen punto de partida para vivir y trabajar con
entusiasmo es cargarnos de energía positiva. Vivir con entusiasmo comporta ser
positivo. Y, aunque no siempre resulta fácil, es necesario tomar distancia. Convencernos
de que, aunque no podemos cambiar todas las situaciones, la mejor alternativa
es analizarlas para tomar impulso, y salir de nuevo reforzados. Cuando aparecen
los problemas, debemos intentar solucionarlos cuanto antes y no posponer su
resolución. De lo contrario, ese contratiempo se apoderará de nuestros
pensamientos y acabará por agotarnos.
La premisa número uno para actuar de forma enérgica
es actuar de forma feliz. “La felicidad no depende de condiciones externas,
depende de condiciones internas”, dice Dale Carnegie. Por ello hay que estar
predispuesto a buscarla.
Es necesario llenar nuestros pensamientos de
valores positivos como la esperanza, la salud o la paz. No cabe invertir tiempo
en lamentar la ingratitud de los demás, lo mal que pensamos que nos han tratado
para guardar el recelo y a la mínima devolver nuestro malestar. La venganza no
nos conduce a la serenidad y el bienestar.
Gestionar los fracasos
Es primordial saber gestionar los fracasos con la
intención de ver más soluciones que problemas. Cuando no sentimos fracasados, aprender
del error y estar convencidos de que haremos un nuevo intento y mejor.
Esta forma de actuar está relacionada con una
de las reglas de oro de Dale Carnegie: “No critique, no condene, ni se queje”.
Entrar en el círculo de la queja y la negatividad no ayuda. Así que, si estamos
rodeados de personas que se pasan el día corrigiendo a los demás y resaltando
sus errores, es mejor salir del círculo de forma educada y sin caer en su misma
actitud.
Tanto en el ámbito personal como en el profesional es
imprescindible para vivir con entusiasmo poner pasión en aquello que se hace, dedicar
tiempo a lo que nos gusta y así, al desarrollarnos en un ámbito que nos satisface todo será también más
fácil.
El entusiasmo se contagia
Cuando nos sentimos derrotados, es necesario
aplicar una buena dosis de valentía, plantearnos nuevos desafíos y visualizar
nuestros éxitos. Cada desafío se presenta como una nueva oportunidad. Salir de
nuestra zona cómoda constituye un impulso para sentirnos vivos y capaces,
cargados de energía.
Tras colocarnos en la línea de salida para alcanzar
nuestras metas de forma entusiasta, necesitaremos que aquellos que nos
acompañan en el camino lo hagan con la misma actitud. Así compartiremos
objetivos y sintonizaremos en nuestra forma de alcanzarlos. En el ámbito
laboral, como en el conjunto de entornos en los que nos movemos, es básico
mantener alto el ánimo porque el entusiasmo se contagia.
Si pensamos cómo conseguirlo no hay grandes
secretos. Sólo tenemos que estar convencidos de que hay cosas sencillas que nos
cambian a nosotros y al resto. Por ejemplo, sonreír, saludar, interesarnos por
los demás, transmitirles la importancia de todo aquello que hacen y ser
agradecidos.
Cuanto más practiquemos estas premisas, más nos
costará caer en el desánimo porque acabaremos por interiorizar esta forma de
actuar. Llegará un momento en que ni siquiera nos plantearemos, al acabar el
día, si hemos podido o no desprendernos de las actitudes que nos perjudican.
En las relaciones interpersonales, para ganar la
confianza de otras personas, es de suma importancia saber escuchar sin juzgar.
Eso implica aceptarnos a nosotros mismos y a los demás. Se trata de acompañar
al otro, y que sepa que estamos a su lado, dispuestos a ayudarle.
Aunque muchas veces se pasa por alto no debemos
olvidar nuestra salud física. Encontrarnos bien también se refleja en nuestro
ánimo. Así que lo primero que hay que hacer es tener un buen descanso. Dormir
suficientes horas será básico para despertarnos con mejor humor y con ganas
para empezar un nuevo día. El malestar físico nos lleva a mostrarnos
irascibles, cansados y desanimados.
Por último, aunque se pueda interpretar como una
frivolidad, nuestra imagen también acaba por influir en nuestro estado de
ánimo. Vernos bien nos hace sentir seguros y contentos. De esta forma sumamos,
asimismo, el porcentaje de energía positiva que nos recarga para seguir
adelante con entusiasmo y pasión por todo aquello que nos toca vivir.
Conseguirlo es posible. Sólo hay que entrenar estas
habilidades. Si tienes interés en mejorar tu actitud ante la vida nosotros te
ayudamos.
Sólo tienes que contactarte con nosotros. Será un
placer explicarte cómo.