Diversidad e Inclusión

Fomentar la diversidad en el trabajo puede beneficiar a las empresas y a la sociedad, pero la verdadera diversidad sólo puede lograrse mediante la creación de un entorno auténticamente inclusivo.

La inclusión requiere que aumentemos nuestra confianza en nosotros mismos, nos interesemos genuinamente en los demás, tomemos conciencia de nuestras diferencias y aprendamos las competencias culturales necesarias para sostener el cambio exterior.

Los Principios de Dale Carnegie tienen una sabiduría atemporal y universal y se aplican a nuestro mundo hoy más que nunca. La lucha por la justicia racial en muchos países ha puesto un enfoque renovado en la inclusión y la diversidad, particularmente en el trabajo. Crear un espacio donde personas diversas prosperen, es el núcleo de la Visión de Dale Carnegie.

En el libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, Dale Carnegie explica que hay “un requisito indispensable, un requisito esencial infinitamente más importante que cualquier regla o técnica, un deseo profundo e impulsor de aprender, una determinación vigorosa para aumentar su capacidad para tratar con las personas”. Debemos tener este deseo de aprender y cambiar antes de que podamos comenzar a imaginar y dar pasos hacia una fuerza laboral y una sociedad diversa.


La diversidad como resultado empresarial

Formar un equipo diverso dentro de una empresa, ya sea diversidad de edad, género, raza, orientación, habilidades, religión, antecedentes educativos o cualquier otro factor, es fundamental para el éxito.

The Harvard Business Review muestra cómo los equipos diversos confían más en los hechos y aplican más innovación a las soluciones, haciéndolos más inteligentes, más eficientes y precisos que los equipos no diversos.

Pero la diversidad no se trata sólo del resultado final. Un lugar de trabajo que celebra la diversidad es aquel en el que se reconoce a los miembros del equipo, se escuchan las ideas de cada individuo y se defiende una cultura de respeto y comunicación abierta. En un estudio publicado en “Psychology Today”, los trabajadores vieron mejoras notables en ocho aspectos de su bienestar general, incluidos  la felicidad, la salud física y los sentimientos de propósito, al participar activamente en la capacitación sobre diversidad e inclusión. Pero la diversidad solo puede proporcionar estos beneficios cuando se mantiene a través del método de inclusión.


Inclusión como método

El simple hecho de reunir un equipo diverso no significa que la diversidad exista mágicamente. La diversidad no se puede forzar ni fabricar; debe aprenderse y practicarse hasta que impregne nuestra propia cultura. Esta no es una solución de una sola vez, ni puede lograrse con los esfuerzos de unos pocos. La inclusión existe sólo mientras todos los miembros del equipo trabajen para lograrla todos los días.

Las técnicas que conducen a la inclusión parecen simples, pero producen resultados revolucionarios, tanto en los propios individuos como en las empresas a las que llevan estas habilidades. Según otro Estudio de McKinsey & Company, casi las tres cuartas partes de los trabajadores que informaron sentirse incluidos en el trabajo también informaron que se sentían plenamente comprometidos con su empresa. Esto se traduce en una mejor productividad y una mayor retención de empleados.

Los Principios de Dale Carnegie nos guían a través de los cambios necesarios en nuestras actitudes y comportamientos. Comienza con una combinación de una mayor confianza en uno mismo y un interés genuino en los demás. Esto nos abre a aprender las habilidades culturales necesarias para resistir hábitos y prácticas que promueven la desigualdad y la exclusión.


El camino hacia la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo

 

1. El cambio comienza desde adentro

Para que se produzca cualquier cambio externo en el lugar de trabajo, primero debemos tomar la decisión interna de perseguir resueltamente ese cambio. Ser parte activa de un entorno inclusivo significa, en primer lugar, comprendernos y tener confianza en nosotros mismos. Debemos reflexionar sobre nuestras experiencias y ver nuestros prejuicios inconscientes, nuestras luchas y nuestros privilegios con una evaluación honesta. Con un renovado interés y conocimiento de uno mismo, ahora podemos abordar situaciones que pueden resultar incómodas. La confianza en nosotros mismos nos permite navegar estas difíciles conversaciones con una mente abierta.

El siguiente paso es interesarse genuinamente en los demás, que es el cuarto de los Principios de Dale Carnegie para convertirse en una persona más amigable. "Puedes hacer más amigos en dos meses si te interesas en otras personas que en dos años si intentas que otras personas se interesen en ti". ¿Cómo vivimos esto?

Implementando continuamente otros principios de Dale Carnegie, incluido convertirse en un buen oyente alentando a otros a hablar sobre sí mismos. Dentro de un entorno inclusivo, cada persona se siente cómoda expresando sus pensamientos y sentimientos, que son moldeados por sus diversos antecedentes. Cuanto más nos relacionemos con los demás y nos interesemos por ellos, más terminaremos queriendo aprender.

La inclusividad no puede existir si no nos interesamos genuinamente por la cultura y las experiencias de los demás. El reconocimiento de los compañeros de equipo y los empleados como buenos trabajadores e individuos diversos es una de las formas más sólidas de aumentar el compromiso, la lealtad hacia la empresa y la moral de cualquier lugar de trabajo. No podemos celebrar la diversidad si nunca establecemos conexiones genuinas con los demás, y no podemos establecer conexiones genuinas sin una mentalidad de interés genuino.


2. La inclusión requiere conciencia y competencia culturales

Elegir cambiar es solo la mitad de la ecuación. Adquirir las habilidades necesarias para poner el cambio en acción es la otra mitad. Esto significa ampliar nuestra conciencia cultural, que es la forma y la frecuencia con la que reconocemos y reflexionamos sobre nuestras diferencias culturales. Tener conciencia cultural nos permite relacionarnos y gestionar de forma eficaz a compañeros de trabajo y empleados.

A través de nuestras interacciones continuas, comenzamos a comprender los valores de los demás y a ver las luchas de los demás. Reconocer las diferencias y fortalezas entre los trabajadores crea una actitud y un ambiente de respeto que brinda seguridad psicológica a cada miembro del equipo. Nos volvemos más competentes para comprender cómo la diversidad afecta todos los aspectos de nuestras vidas.

Con conciencia cultural, hemos desarrollado una actitud de respeto e inclusión. Ahora es el momento de poner en práctica nuestras habilidades culturales y convertir nuestras intenciones en acciones. Convertirse en culturalmente competente significa adquirir las habilidades necesarias para liderar cambios hacia la inclusión dentro de un equipo de trabajadores diversos. Estas competencias se pueden aprender y practicar fácilmente a través de los principios de Dale Carnegie.

Navegar con éxito las diferencias culturales en el lugar de trabajo significa aprender a estar en desacuerdo, comunicando las diferencias de manera agradable para resolver conflictos, mejorar las relaciones para crear un ambiente de confianza y hacernos responsables a nosotros mismos y a los demás por acciones o palabras negativas. Estas importantes habilidades permiten a los gerentes y trabajadores interactuar respetuosamente mientras honran las diferencias.


La inclusión genuina conduce a la diversidad

Ser diverso es simplemente un estado del ser humano. Debemos conocernos a nosotros mismos, interesarnos genuinamente por los demás, tomar conciencia de nuestras diferencias y desarrollar las habilidades necesarias para crear un entorno inclusivo. Esto no sólo beneficia a las empresas, sino que sus efectos se extienden por todo el mundo, mejorando la diversidad a través de la inclusión en todos los niveles de la sociedad.

Esto es lo venimos enseñando desde el primer Curso Dale Carnegie, en 1912: comprender la importancia de una mente y un corazón abiertos para celebrar la diversidad, lo que hacemos a través de los Programas Dale Carnegie que ofrecemos en Argentina y muchas otras partes del mundo.