Cómo reenmarcar los pensamientos negativos en el trabajo

Imagine que está conduciendo hacia su trabajo, está lloviendo y llega tarde. Cuando llegas, la reunión del equipo ya ha comenzado. Después de la reunión, abre su correo electrónico para encontrar dos clientes que necesitan una respuesta inmediata y un correo electrónico de un colega que dice que anuncia una demora del final del proyecto en el que están trabajando juntos.

Incluso uno solo de esos eventos estresantes al comenzar el día puede fácilmente ponernos de mal humor en el trabajo. Y los sentimientos adversos pueden llevar a pensar negativamente.

¿Por qué pensamos de esta manera?

De todo el amplio espectro de emociones humanas, la ciencia ha reducido nuestros sentimientos a solo cinco conceptos básicos:

  • Alegría
  • Enojo
  • Miedo
  • Asco
  • Tristeza

Observe cómo solo aparece una emoción positiva en la lista. Desafortunadamente, las emociones infelices generalmente conducen a pensamientos negativos, y esto es sólo parte de nuestra biología. Se llama el "sesgo de negatividad" y explica por qué los humanos están preprogramados para pensar más negativa que positivamente.

Todos los humanos -desde los hombres de las cavernas, han prestado atención a las cinco emociones básicas, quizás prestando más atención a sus instintos de miedo. Escuchar sus pensamientos es lo que evitó que nuestros antepasados ??primitivos fueran devorados por tigres dientes de sable. El miedo y otras emociones “malas” desencadenan la respuesta de lucha o huida, que libera cortisol y otras sustancias químicas en el torrente sanguíneo, lo que nos ayuda a lidiar con situaciones estresantes.

En la jungla que es el lugar de trabajo, este instinto y estos químicos del estrés se activan tal como lo hicieron con nuestros antepasados. Esto puede conducir a pensamientos negativos.

¿Por qué nos ponemos así en el trabajo?

Si los hombres de las cavernas solo hubieran sabido acerca de hacer una presentación en una reunión de toda la empresa, es posible que no hubieran encontrado a los tigres dientes de sable tan amenazantes. El trabajo puede ser un lugar con muchos factores estresantes y es fácil caer en nuestro sesgo de negatividad. El pesimismo en torno al trabajo puede ser el resultado de una variedad de razones y puede manifestarse de diferentes maneras.

Una persona que no se siente segura de hablar con libertad en el trabajo podría caer en pensamientos negativos e inútiles como "nadie me escuchará de todos modos", "me meteré en problemas si digo algo incorrecto" o "este equipo nunca se llevará bien". Esto se debe a la falta de seguridad psicológica.

Además, las personas que no se sienten seguras de sus habilidades o conocimientos pueden caer fácilmente en pensamientos como "Nunca podré terminar este proyecto" o "Nunca llegaré a esa fecha límite". Los gerentes y líderes pueden carecer de auto confianza, lo que lleva a pensamientos como "nadie me verá como un líder" o "nunca me seguirán".

Cualquiera que sea el tipo de factor estresante al que nos enfrentemos en el trabajo, es probable que nos lleve a un pensamiento negativo. Por eso, debemos reformular nuestros pensamientos y movernos en una dirección positiva.

¿Cómo son los pensamientos negativos?

Afortunadamente, los psicólogos han categorizado los pensamientos negativos en patrones fácilmente reconocibles llamados “distorsiones cognitivas”. Comprender el tipo de pensamientos que tenemos es el primer paso para reenmarcar esos pensamientos. Algunos de los diferentes tipos de pensamiento negativo incluyen:

Todo o nada: Creer que no hay áreas grises en una situación (p. ej., “Aunque parte del proyecto fue bueno, fracasé por completo en general”).

Generalizar demasiado: descuidar los detalles para respaldar un pensamiento negativo amplio (p. ej., "No me importa si mis compañeros de trabajo me sonríen; sé que me odian").

Personalizar: Pensar que eres responsable de eventos fuera de tu control (p. ej., "El cliente nunca nos respondió, lo que significa que no pude cumplir con la fecha límite").

Filtro mental: centrarse en un detalle negativo en un mar de positivos (p. ej., "Recibí un comentario negativo, por lo que no importa el comentario bueno que recibí").

Lectura de la mente: Decidir que sabe lo que otra persona está pensando (p. ej., “Apuesto a que ese compañero de trabajo me odia porque nunca me habla”).

Catastrofismo: Creer que sucederá lo peor (p. ej., “Mi jefe reservó una reunión, así que me deben despedir”).

Saltar a conclusiones: hacer suposiciones basadas en poca o ninguna evidencia real (p. ej., "Mi supervisor no me dio comentarios inmediatos sobre el proyecto, por lo que debo haberlo hecho mal").

Estos patrones pueden impregnar nuestras mentes y detenernos. Cuando pensamos negativamente, somos menos creativos, menos productivos, e incluso pueden manifestar problemas de salud que nos impidan trabajar por completo. El pensamiento positivo y el éxito están vinculados. Entonces, veamos una manera fácil de reformular nuestros pensamientos.

Cómo reenmarcar los pensamientos negativos

Cuando nos sentimos bien, hay pocas razones para analizar nuestros pensamientos. Somos conscientes de ellos, pero sólo superficialmente. Los pensamientos pesimistas, sin embargo, requieren una mirada mucho más cercana para que podamos reformularlos en algo útil, si no positivo.

Reenmarcar nuestros pensamientos no se trata de evitar que ocurra la negatividad en primer lugar. Como hemos demostrado, es parte de nuestra naturaleza pensar de esta manera. Pero podemos aprender a replantear nuestros pensamientos negativos para superarlos y convertirnos en personas más felices y seguras.

Una gran manera de reencuadrar los pensamientos negativos y mantenerlos alejados es practicar afirmaciones diarias. Piense en algo positivo que podría decirle a un amigo o familiar. Empodérese con sus palabras y créalas de verdad. Dígalas en tiempo presente porque afirmar algo sobre usted como un hecho puede ayudar a que así sea. Aquí hay algunas afirmaciones positivas simples para el éxito.

Para empleados:

  • Sé lo que hago, y lo hago bien.
  • Soy un miembro valioso de mi equipo.
  • Tengo buenas ideas que beneficiarán a la empresa.

Para Líderes:

  • Soy un modelo positivo para seguir por los demás.
  • Estoy ayudando a hacer que los colaboradores den lo mejor de sí
  • Contribuyo significativamente en nuestras reuniones.

Para Ejecutivos:

  • Encarno la misión de la empresa.
  • Inspiro a otros con mis palabras y acciones.
  • Soy un buen líder que se preocupa por mis empleados.

Estas afirmaciones de éxito pueden conducir a una actitud más positiva en el trabajo y alejar los pensamientos negativos. Si está interesado en aprender más sobre cómo manejar sus pensamientos, comuníquese con uno de nuestros asesores quienes le recomendarán la mejor opción de entrenamiento.

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